Jueves 26 de diciembre de 2024
AFP | por Hugo OLAZAR
En el barrio Bañado Sur de Asunción, a orillas del río Paraguay, se levantan desde hace años cientos de casas de chapa habitadas por gente que vive en pobreza extrema; una imagen que contrasta con los buenos números de la economía del país, atractiva para los inversionistas.
Estas casas pequeñas y endebles fueron construidas por sus propios pobladores en las márgenes del río, sobre terrenos inestables. Sus calles de barro se inundan cada vez que hay una crecida y en muchas ocasiones sus habitantes migran y se guarecen en parques y plazas en la parte alta hasta que bajan las aguas.
“Cuando el río sube, la pobreza extrema flota”, dice el sacerdote español Pedro Velasco, párroco de San Felipe y Santiago, en la periferia de Asunción donde se asienta Bañado Sur.
“Las cifras oficiales sobre pobreza responden muy poco a la realidad. Depende de con qué criterio se hacen. La población ha crecido bastante. Cuando viene la inundación es cuando lo vemos”, refiere el religioso a la AFP.
Según el Instituto Nacional de Estadística, la pobreza monetaria fue de 26,9 % en 2021, una cifra igual a la de 2020 y superior a la de 2019, cuando se ubicó en 23,5 %. A la vez, el desempleo pasó de 5,7 % en 2019 a 10,4% en 2021.
Bañado Sur fue elegido por el cardenal Adalberto Martínez para realizar allí su primera homilía después de haber sido investido en agosto por el papa Francisco.
Ante unos 5.000 feligreses, el purpurado llamó a aquellos que ocupan cargos de responsabilidad en las instituciones públicas y privadas a echar una mirada hacia los marginados “hasta que les duela de verdad la vida de los pobres”.
“Es urgente y necesario resolver las causas estructurales de la pobreza”, exclama en medio de los aplausos de los habitantes de Bañado Sur.
Con 7,2 millones de habitantes, Paraguay es un importante productor agrícola y se promueve como un destino seguro para las inversiones extranjeras. El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone, lo definió en días recientes como “uno de los países más atractivos para invertir”, con una de las economías “más abiertas y dinámicas” de la región.
En 2021, el Producto Interno Bruto creció 4,2 %, según el Banco Central.
“Es el momento de poner a Paraguay en el centro de la economía regional y global. Paraguay se distingue por su estabilidad económica y condiciones favorables para los negocios, incluyendo energías renovables, una gran fuerza laboral, cercanía geográfica a principales mercados de América del Sur y leyes atractivas de incentivo de inversión”, destacó Claver-Carone en un foro de inversionistas realizado en Asunción.
El país muestra, sin embargo, importantes brechas de desigualdad. En Asunción y otras urbes como Encarnación (370 km al sureste de la capital) y Ciudad del Este (350 km al este) florecen nuevos barrios cerrados y edificios de lujo junto a barrios marginales cuya población sobrevive en la precariedad.
“Es la expresión de la pobreza que no se quiere ver”, afirma la senadora Esperanza Martínez, del izquierdista Frente Guasú (Frente Grande), quien fue ministra de Salud entre 2008 y 2012, durante el gobierno de Fernando Lugo.
En Paraguay “el 20 % de la población más pobre recibe el 5 % de los ingresos acumulados, mientras que el 20 % de la más rica recibe el 51% de los ingresos acumulados”, dijo Martínez a la AFP.
Debido a la pandemia, se vieron afectadas por la inseguridad alimentaria 26 de cada 100 personas, aseguró la exministra. Entonces, se institucionalizaron las ollas populares y los jefes parroquiales se encargaron de encauzar la asistencia a los más pobres.
“Las cifras de pobreza y de empleo no responden para nada a la realidad. Trabajo es tener ingreso seguro, con derechos, con condiciones. Vender empanadas no es trabajo. Nosotros trabajamos mucho con el reciclado. Es lo más horrible que hay. Eso no es trabajo. Salir a hurgar en la basura no es trabajo, es sobrevivir. No es lo mismo una señora que vende yuyos (hierbas medicinales) en la esquina a otra que tiene un almacén que le da para sostener a su familia. La pobreza no solo está en los bañados”, se lamenta el padre Velasco.