Jueves 26 de diciembre de 2024

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Obesidad creciente frena las economías de países en desarrollo, según informe

AFP

El aumento de las tasas de obesidad costará a la economía mundial el 3,3 % de su PIB para 2060, lo que frenará en especial el desarrollo de los países con bajos ingresos, según un nuevo estudio publicado el miércoles. 

Un informe publicado en la revista BMJ Global Health estima por primera vez el impacto económico mundial de la obesidad, e incluye diferencias por países.

La enfermedad, que se define a partir de un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 en adultos, puede provocar enfermedades cardíacas, diabetes o cáncer.

En el mundo “casi dos tercios de los adultos hoy viven con sobrepeso o son obesos. Y creemos que para 2060 será así para tres de cada cuatro”, dijo la autora principal del estudio, Rachel Nugent, al margen de la Asamblea General de Naciones Unidas.

En la actualidad, la obesidad cuesta cada año el equivalente al 2,2 % del PIB mundial y los mayores aumentos se prevén en los países con menos recursos. 

China, Estados Unidos e India registrarán de aquí al 2060 el costo más elevado en cifras absolutas, respectivamente, con 10 billones, 2,5 billones y 850.000 millones de dólares cada año.

Pero en proporción a sus economías, entre los países más afectados están Emiratos Árabes Unidos, donde la obesidad costará el 11 % del PIB, y Trinidad y Tobago, con el 10,2 %.

El informe también evalúa los costes directos (cuidados médicos) e indirectos (muertes prematuras, pérdida de productividad, etc) y da cuenta de factores como el crecimiento de la población y de la economía de un país como motores de la prevalencia de la obesidad. 

A medida que los países se enriquecen, los regímenes alimentarios cambian para incluir más productos transformados.

En algunos países el envejecimiento de la población también se considera un factor clave, pues a las personas de más edad les cuesta más estar en forma o perder peso.

Según Francesco Branca, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen varias respuestas posibles.

“Políticas de precios, por ejemplo, que se cobren más caro los alimentos que más contribuyen a la obesidad, como los productos muy grasos o muy azucarados”, explicó. También las etiquetas informando mejor a los consumidores, mayor prevención y un mejor acceso a los tratamientos. 

El informe subraya que el costo económico relacionado con la obesidad “no es atribuible a los comportamientos individuales”, sino que es sobre todo el resultado de la influencia de prioridades sociales y comerciales. 

“Debemos reconocer que la obesidad es una enfermedad compleja (…) y dejar de culpar a las personas, terminar con el estigma”, concluyó Simon Barquera, del centro de investigación en salud y nutrición de México.