Martes 5 de noviembre de 2024
Boeing, el gigante fabricante de aviones estadounidense, ha estado en el centro de la atención recientemente debido a una cadena de problemas que han generado crecientes preocupaciones en todo el mundo sobre la seguridad y la integridad de sus aeronaves.
El último incidente tuvo lugar cuando un avión Boeing 777 de American Airlines realizó un aterrizaje de emergencia en Estados Unidos el miércoles por la noche. Este suceso se suma a una serie de eventos que han despertado interrogantes sobre la calidad y fiabilidad de los aviones de la empresa.
Este año ha sido particularmente difícil para Boeing, con una caída del 27,33 % en el valor de sus acciones desde el comienzo del año. La compañía ha enfrentado una sucesión de problemas, incluido el desprendimiento de una rueda de un Boeing 777-200 durante el despegue en San Francisco en marzo y un incidente en el que un gerente de calidad de Boeing se suicidó en Carolina del Sur tras revelar información sobre prácticas de seguridad ignoradas por la empresa.
Además, se han reportado situaciones preocupantes, como el desplome de un Boeing 787-9 Dreamliner de Latam Airlines en Australia y un vuelo de United Airlines que tuvo que abortar su ruta debido a una fuga de líquido hidráulico.
Estos problemas se suman a los accidentes mortales que involucraron a los aviones Boeing 737 Max-8 en 2018 y 2019, resultando en la muerte de 346 personas y provocando una crisis de confianza en la empresa.
La situación se ha agravado aún más con los recientes hallazgos del Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSA), que reveló que Boeing no tiene un registro adecuado y ha borrado grabaciones de mantenimiento, lo que dificulta las investigaciones sobre los incidentes.
En medio de esta crisis, Boeing ha enfrentado drásticos recortes de personal y ha registrado pérdidas récord, lo que plantea interrogantes sobre su futuro y su capacidad para recuperar la confianza del público y de los reguladores de la industria aeronáutica.