Martes 5 de noviembre de 2024
Las tecnologías para atrapar el CO2 en la atmósfera están experimentando un desarrollo significativo, aunque actualmente son utilizadas por menos de 30 instalaciones en todo el mundo. Estas tecnologías tienen como objetivo reducir o eliminar el CO2, un gas de efecto invernadero responsable del calentamiento global.
Existen dos enfoques principales: la captura y almacenamiento del carbono (CCS) y la captura directa en el aire (DAC). El CCS captura el CO2 emitido por fábricas y procedimientos industriales antes de que llegue a la atmósfera, mientras que el DAC extrae el CO2 una vez que ya está presente en el aire. Ambos métodos pueden almacenar el CO2 capturado o reutilizarlo para diversos fines.
Aunque el CCS se ha utilizado desde la década de 1970, principalmente por la industria de los combustibles fósiles, su uso para reducir la contaminación ha aumentado recientemente debido a la crisis climática y las subvenciones públicas. Por otro lado, el DAC es una tecnología más reciente y actualmente menos común.
A pesar de los avances, el desafío es considerable. Se estima que para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050, el CCS deberá evitar la emisión de 1.300 millones de toneladas de CO2 al año para 2030, mientras que el DAC deberá extraer 60 millones de toneladas anuales en el mismo período.
A pesar de los desafíos, hay esperanza en el horizonte, con más de 130 proyectos en desarrollo y la próxima entrada en servicio de la primera fábrica capaz de capturar un millón de toneladas de CO2 al año en Estados Unidos en 2025. Sin embargo, aún queda por resolver la cuestión del almacenamiento, que puede llevar hasta 10 años en prepararse.