Miércoles 25 de diciembre de 2024
El tiempo corre y la incertidumbre se cierne sobre Venezuela a medida que se acerca el vencimiento del plazo de seis meses establecido por Estados Unidos para suspender algunas sanciones, incluyendo aquellas relacionadas con el petróleo y el gas. La determinación final del Gobierno estadounidense está condicionada a los pasos que tome Caracas para asegurar unas elecciones presidenciales “competitivas” en julio.
La exigencia de competitividad, según Estados Unidos, implica principalmente la participación de la exdiputada antichavista María Corina Machado, aunque esta fue inhabilitada para ocupar cargos electorales hasta 2036. Sin embargo, el gobierno venezolano rechaza someterse a las directrices de Washington, especialmente tras la restauración de sanciones al sector del oro en respuesta a la ratificación de la inhabilitación de Machado por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
Esta incertidumbre ha generado diversas proyecciones económicas para el año, con algunos expertos sugiriendo un menor crecimiento en caso de que se reactiven las sanciones. Mientras tanto, el gobierno de Nicolás Maduro mantiene la confianza en un crecimiento del 8%, con o sin sanciones.
Aunque inicialmente se consideraba factible una extensión del alivio de sanciones, la situación política reciente en Venezuela ha llevado a algunos a anticipar un cambio en esta perspectiva. La reacción crítica de Estados Unidos frente a los desarrollos políticos venezolanos ha aumentado la incertidumbre sobre el futuro de las sanciones.
A pesar de esta incertidumbre, algunos expertos consideran poco probable que Estados Unidos vuelva a imponer sanciones petroleras a Venezuela, dado el interés en mantener el flujo de petróleo y cobrar deudas pendientes. Sin embargo, cualquier retorno de sanciones sigue siendo una mala noticia para Venezuela, ya que afectaría las inversiones privadas y crearía expectativas negativas en la economía del país.
Mientras tanto, el gobierno venezolano ha estado fortaleciendo sus alianzas internacionales y buscando alternativas para mitigar el impacto de las posibles sanciones. Aunque el panorama sigue siendo incierto, Venezuela se prepara para enfrentar cualquier escenario, con la esperanza de mantener y aumentar su producción petrolera en el futuro próximo.