Domingo 22 de diciembre de 2024
Después de un invierno récord en visitas de turistas extranjeros y facturación, Canarias se encuentra inmersa en un debate crucial sobre su modelo económico centrado en el turismo. Por un lado, emerge el descontento de una parte de la población respecto a un modelo turístico que consideran agotado. Por otro lado, tanto la patronal hotelera como el Gobierno canario expresan preocupación ante el temor de que se difunda un mensaje de turismofobia en mercados clave como el inglés o el alemán.
En el horizonte se vislumbra una manifestación para el 20 de abril en las principales ciudades del archipiélago en contra del actual modelo turístico, que los organizadores anticipan como “masiva”. Tanto la patronal como el Ejecutivo autonómico observan esta situación con inquietud y buscan mitigar tensiones, especialmente después de algunos incidentes registrados en el Reino Unido donde turistas recién llegados a las islas fueron objeto de protestas esporádicas y minoritarias.
Las cifras récord de turistas en 2023, con más de 13 millones de visitantes extranjeros, reflejan una importante recuperación tras la pandemia, pero también evidencian la saturación y los límites del modelo turístico tradicional. El turismo ya representa el 35 % del PIB de Canarias y cerca del 40 % del empleo, según datos de la Consejería de Turismo.
Este debate actual refleja tensiones acumuladas desde décadas atrás, con movilizaciones contra proyectos como las torres de alta tensión, prospecciones petrolíferas y proyectos hoteleros controvertidos. Además, la masificación turística ha generado problemas como el colapso de las carreteras, el aumento de precios de la vivienda y la presión sobre recursos naturales.
El movimiento social crítico con el modelo turístico se entrelaza ahora con esfuerzos por promover la sostenibilidad y la limitación de nuevas construcciones turísticas. Sin embargo, la implementación efectiva de medidas para cambiar el rumbo del turismo en Canarias sigue siendo un desafío complejo en medio de presiones económicas y sociales. La industria hotelera, por su parte, alerta sobre los riesgos de la turismofobia y busca equilibrar el desarrollo turístico con la protección ambiental y las necesidades de la población local.