Durante el primer trimestre de 2024, El Salvador atrajo una inversión extranjera directa (IED) significativa, alcanzando un total de $176.3 millones, según informó el Banco Central de Reserva (BCR). Esta cifra representa un aumento del 8.9 % en comparación con el mismo período del año anterior, cuando se recibieron $161.96 millones.
Douglas Rodríguez, titular del BCR, destacó que esta inversión se concentró principalmente en los sectores de manufactura, comercio, comunicaciones y electricidad. Detalló que los $200 millones financiados a través de la reinversión de utilidades y aportes de capital fueron la principal vía de financiamiento para la IED durante este periodo.
En cuanto a la procedencia de los flujos de capital, los inversionistas centroamericanos destinaron $29.07 millones a proyectos en El Salvador, destacándose Guatemala con $14.37 millones. Por otro lado, empresarios estadounidenses lideraron las inversiones con $69.04 millones, seguidos por mexicanos con $42.84 millones y Bahamas con $22.12 millones.
La base estadística del BCR también revela un interés creciente de inversionistas europeos, quienes aportaron $129 millones en IED durante el primer trimestre de 2024. Los españoles fueron los mayores inversores con $97.26 millones, seguidos por los suizos con $12.16 millones y los neozelandeses con $10.40 millones.
El presidente del BCR destacó el dinamismo económico que está experimentando El Salvador, atribuyendo el crecimiento económico proyectado para 2024, entre el 3.5 % y el 4 %, a un buen clima de seguridad y desarrollo económico continuo. Este pronóstico refleja un crecimiento sostenido similar al registrado a finales del año pasado, marcando un avance significativo para la economía salvadoreña.
“Estamos anticipando que El Salvador crecerá significativamente más que en las últimas tres décadas. Históricamente, el país había enfrentado obstáculos significativos, como las pandillas, que limitaban su desarrollo económico”, afirmó el presidente del BCR.
El flujo continuo de inversión extranjera directa subraya la confianza de los inversionistas en el potencial económico de El Salvador y su capacidad para atraer y sostener inversiones estratégicas que impulsan el crecimiento y desarrollo a largo plazo.
