Viernes 10 de enero de 2025
China, el mayor exportador del mundo, transporta el 95 % de sus mercancías por agua, y desde que presentó su plan de inversión en infraestructura marítima hace más de una década, ha duplicado su presencia en puertos de todo el mundo, superando ya el centenar de proyectos a escala global.
Aunque en los últimos años el ritmo de inversión ha disminuido junto con el crecimiento económico nacional, China tenía presencia en 101 puertos (92 de ellos, proyectos activos) en todos los continentes en septiembre de 2023, según datos del Council on Foreign Relations (CFR).
En 13 de estos puertos, la participación china era del 50 % o más, como en la terminal de CSP Spain -filial del gigante estatal Cosco- en el puerto de Valencia. También tienen una presencia destacada en El Pireo (Grecia), Newcastle (Australia, el mayor del mundo para carbón) y Hambantota (Sri Lanka).
El caso de Hambantota es uno de los ejemplos citados por críticos de la estrategia de inversión china. El puerto fue arrendado al gigante asiático cuando Sri Lanka no pudo cumplir con los acuerdos de préstamo con el Banco de Exportaciones e Importaciones de China, lo que ha sido interpretado como una ‘trampa de deuda’ por algunos analistas.
En África, los puertos han proporcionado a China una influencia política considerable, y en países como Alemania, la participación china ha generado polémicas internas. En Hamburgo, Cosco adquirió el 24,99 % de una de las terminales, una operación avalada por el canciller Olaf Scholz en contra de sus socios de coalición, los verdes y liberales.
En 2023, el comercio entre China y Latinoamérica alcanzó un récord de más de 480.000 millones de dólares. El interés chino en la región no se limita a la compraventa de bienes, como demuestra su presencia en puertos como Chancay (Perú) y Paranaguá (Brasil).
La terminal peruana ha recibido una inversión de 3.500 millones de dólares gestionada por Cosco y se espera que se convierta en un importante centro logístico para la exportación de minerales peruanos y de toda Sudamérica. En Brasil, el grupo China Merchants Port adquirió el 90 % de la administración de Paranaguá por unos 925 millones de dólares en 2018, reduciendo su participación al 67,5 % en 2020.
China también ha realizado inversiones estratégicas en puertos de México (Veracruz, Tuxpan), Panamá (Balboa), Ecuador (Posorja) y Chile (San Antonio). En Argentina, China Shaanxi Chemical Industry Group firmó un acuerdo para construir un puerto multipropósito en Río Grande (Tierra del Fuego), suscitando interés por sus posibles implicaciones militares debido a su ubicación estratégica cercana a la región antártica.
Estas inversiones han generado preocupación en Estados Unidos en el contexto de las crecientes tensiones geopolíticas entre Washington y Pekín. Medios estadounidenses han sugerido que las infraestructuras portuarias podrían tener usos más allá de lo comercial, como apoyo logístico, recopilación de inteligencia o incluso bases militares futuras. Según el CFR, una decena de proyectos con participación china mayoritaria tendrían un “potencial físico” para ser utilizados por buques de guerra. Hasta ahora, Pekín cuenta solo con una base de apoyo naval en el extranjero, inaugurada en 2017 en Yibuti, en el cuerno de África.
La prensa oficial china ha rechazado estas acusaciones como “especulaciones infundadas” y defiende que las inversiones en puertos extranjeros son “un resultado natural del creciente comercio con los mercados internacionales”. Según un artículo de la agencia estatal de noticias Xinhua, estos puertos han generado ingresos considerables para los gobiernos locales, impulsado el desarrollo económico y la infraestructura, y aumentado el empleo.
En respuesta a un artículo del Wall Street Journal que afirmaba que buques militares chinos habían efectuado paradas diplomáticas o de repostaje en un tercio de los puertos con inversiones chinas, un académico citado por Xinhua afirmó que “no hay nada malo en que China invierta en puertos extranjeros para operaciones no bélicas en tiempos de paz”.