Sábado 21 de diciembre de 2024
Las empresas en Estados Unidos se preparan para enfrentar más turbulencias económicas a medida que la campaña electoral rumbo a la Casa Blanca entra en su fase final, con la inminente aplicación de nuevos aranceles y promesas de aumentarlos. Desde aplazar inversiones hasta considerar mudarse al extranjero, las compañías están tomando medidas ante la incertidumbre.
El candidato republicano Donald Trump ha propuesto imponer aranceles de al menos 10% a las importaciones y hasta un 60% a los productos chinos, lo que representa un aumento sobre los gravámenes que ya había impuesto a Pekín y otros países durante su mandato.
Por su parte, su rival demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, trabaja en una administración que ha mantenido en gran medida los aranceles de Trump y que el mes pasado aplicó un nuevo paquete de tarifas que afecta a productos chinos por un valor de aproximadamente 18.000 millones de dólares.
Robert Actis, propietario de una empresa de manufactura afectada por la escalada arancelaria, ha visto su futuro “nublado” en los últimos cinco años. Durante el gobierno de Trump, Actis enfrentó aranceles sobre el acero y el aluminio, además de tener dificultades para encontrar proveedores alternativos de materias primas que no se producen en el país.
A estos desafíos se sumaron los recientes gravámenes de la administración de Joe Biden. “Estaría muy feliz de comprar a un productor estadounidense”, dice Actis, quien importa alambre para fabricar mallas de estuco utilizadas en la construcción, “pero no hay nadie que quiera hacerlo”.
Su negocio fue exento de aranceles en el pasado, pero no todas sus solicitudes anuales son aceptadas. Los costos adicionales se están trasladando gradualmente a los constructores de viviendas, explica Actis.