El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) anuló este jueves la multa de 1.060 millones de euros impuesta en 2009 a Intel por la Comisión Europea, sanción que había sido, durante diez años, la mayor en la historia de la UE en un caso de monopolio. Este fallo representa el cierre de un prolongado enfrentamiento judicial y desestima el recurso de casación presentado por la Comisión, dejando sin efecto la sanción por abuso de posición dominante que había recaído sobre la compañía estadounidense de microprocesadores.
El conflicto se originó cuando Bruselas acusó a Intel de abusar de su posición en el mercado de microprocesadores x86 al ofrecer descuentos exclusivos a ciertos clientes, afectando la competencia. Aunque una sentencia en 2014 favoreció a la Comisión Europea, en 2017 el TJUE ordenó una revisión del caso. En 2022, la instancia judicial de primera instancia finalmente dio la razón a Intel, y este fallo reciente ratifica la anulación de la multa al rechazar todos los argumentos del Ejecutivo europeo.
La sentencia destaca fallos en el “test del competidor igualmente eficiente” aplicado por la Comisión para justificar la sanción, argumentando que la metodología presentaba errores de derecho y de procedimiento. A pesar de la anulación, la Comisión Europea volvió a investigar a Intel y en 2022 le impuso otra sanción de 376 millones de euros por prácticas anticompetitivas entre 2002 y 2006, como pagos a HP, Acer y Lenovo para frenar la venta de productos con microprocesadores de competidores.
Este último caso sigue pendiente de resolución en los tribunales europeos, y el próximo capítulo del conflicto surgirá bajo la nueva dirección de Teresa Ribera en el área de Competencia de la Comisión, si se confirma la propuesta de Ursula von der Leyen para su segundo mandato.
