Los nuevos aranceles del 25 % a la importación de automóviles, camiones ligeros y autopartes en Estados Unidos entraron en vigor este jueves, marcando un nuevo capítulo en la guerra comercial impulsada por el presidente Donald Trump.

Si bien los componentes fabricados en México y Canadá quedaron exentos, la medida afecta especialmente a los fabricantes de Japón, Corea del Sur y Alemania.

La Casa Blanca argumenta que esta política fomentará la inversión extranjera y fortalecerá la manufactura nacional. Sin embargo, analistas advierten que los consumidores estadounidenses podrían enfrentar incrementos de precios en los vehículos, con aumentos estimados entre $2,500 y $20,000.

Además, la medida podría intensificar las tensiones comerciales con algunos de los principales socios de EE.UU., quienes ya preparan represalias económicas. Mientras tanto, los grandes fabricantes estadounidenses como GM, Stellantis y Ford, que dependen de piezas extranjeras y producen en México y Canadá, también podrían verse afectados.