Jueves 26 de diciembre de 2024

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Barcelona se llena de 170,000 manifestantes pidiendo una reducción del 50% en los alquileres

El pasado 23 de noviembre, Barcelona fue escenario de una de las protestas más multitudinarias en la historia de la ciudad, con 170,000 asistentes según los organizadores y 22,000 según la Guardia Urbana. La manifestación, convocada por el Sindicato de Inquilinas, demandó una reducción en los precios de los alquileres y advirtió sobre una huelga de inquilinos si no se toman medidas urgentes para mejorar la situación de la vivienda.

La protesta, inspirada en la movilización que tuvo lugar en Madrid el 13 de octubre, comenzó a las 17:00 horas en la Plaza Universitat y culminó sobre las 20:00 en la estación de Sants. Los manifestantes, de todas las edades, corearon consignas contra los aumentos de alquiler y la especulación inmobiliaria, alzando pancartas que exigían “una vivienda digna para todos”.

El principal reclamo fue una reducción del 50% en los alquileres, además de exigir contratos indefinidos para poner fin a la inseguridad que enfrentan los inquilinos al final de cada contrato. También demandaron la recuperación de viviendas para uso residencial y la prohibición de la compra especulativa de inmuebles.

Carme Arcarazo, portavoz del Sindicato de Inquilinas, denunció que los inversores “están jugando con los pisos como si fueran piezas de Monopoly” y advirtió que la única forma de frenar esta situación es mediante una huelga de alquileres. “Si nos unimos, tenemos más poder que cualquier político o rentista”, declaró Arcarazo antes de dar inicio a la marcha.

En el recorrido, los manifestantes llegaron hasta la Casa Orsola, un símbolo del movimiento por la vivienda en Barcelona, donde Enric Aragonès, portavoz del Sindicato en Cataluña, criticó el alquiler de temporada. “Cuando los rentistas hablan de inseguridad jurídica, no se refieren a los inquilinos a quienes no se les renueva el contrato para convertir sus viviendas en alquileres turísticos”, afirmó.

La manifestación contó con el apoyo de más de 4,000 entidades y 60 comités organizativos, además de la presencia de figuras políticas como la eurodiputada de Podemos, Irene Montero, y representantes de los grupos municipales de ERC, BComú y la CUP. La jornada culminó en la estación de Sants, donde los organizadores animaron a los presentes a hacer sonar sus llaves en señal de protesta y comenzaron a entonar cánticos en apoyo a la huelga de alquileres.

La portavoz del Sindicato de Inquilinas, Carme Arcarazo, destacó que la jornada había superado todas las expectativas, dejando claro que el movimiento continúa creciendo y que, de no haber cambios en las políticas de vivienda, la huelga de alquileres será el próximo paso en la lucha por una vivienda digna.