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Cambio climático en el mundo virtual: Videojuegos que fomentan la sostenibilidad

En un esfuerzo por abordar la crisis ecológica, el sector de los videojuegos y sus aficionados están explorando formas innovadoras de concienciar sobre el cambio climático. Un ejemplo de esta tendencia es el juego “Terra Nil”, lanzado en marzo de 2023, que desafía a los jugadores a reconstruir un entorno degradado, eliminando toda huella humana en lugar de construir ciudades o imperios.

Sam Alfred, uno de los creadores de “Terra Nil”, explicó que el objetivo era demostrar que es posible crear un juego de estrategia que no explote el medio ambiente. Desde su lanzamiento, el juego ha atraído a más de 300,000 jugadores, según su distribuidor, Devolver Digital. El estudio sudafricano Free Lives, responsable del juego, presenta desafíos como descontaminar zonas radiactivas con girasoles y construir viveros de coral en la Gran Barrera Australiana.

Otros títulos también han seguido esta tendencia. “Cities: Skylines”, un popular juego de construcción de ciudades, introdujo en 2017 la extensión “Green Cities”, que ofrece opciones más ecológicas. En 2019, el juego de estrategia “Civilization VI” incorporó por primera vez el cambio climático en sus partidas, lo que provocó controversia entre algunos jugadores que consideraron que se estaba politizando el juego.

Benjamin Abraham, especialista en cuestiones ambientales en la industria de los videojuegos, señala que aunque los juegos actuales están mejorando en la reproducción de parámetros climáticos, es difícil incluir las decisiones impredecibles de los humanos, como las opciones políticas.

En 2019, varios desarrolladores de videojuegos formaron una división climática dentro de la International Game Developers Association (IGDA). Arnaud Fayolle, director artístico de Ubisoft y defensor de esta iniciativa, enfatiza que los diseñadores de videojuegos tienen el “superpoder” de influir en 3,000 millones de jugadores, haciendo que los problemas complejos sean lúdicos y divertidos.

El grupo climático de la IGDA reúne a aproximadamente 1,500 profesionales de la industria, profesores universitarios y especialistas en ecología y clima, con el objetivo de generar un impacto cultural positivo en la estética, la narrativa, las mecánicas de juego y la tecnología. Fayolle, que se define a sí mismo como un “ecoansioso”, busca utilizar los videojuegos como una herramienta para promover la sostenibilidad y concienciar sobre los desafíos ambientales actuales.