La prolongada sequía, agravada por el fenómeno de El Niño y el calentamiento global, ha desencadenado una crisis en el funcionamiento del Canal de Panamá.
La administración del canal se ha visto obligada a reducir el tráfico y disminuir el calado de los buques, afectando el comercio marítimo mundial que utiliza esta vía estratégica.
Según Ilia Espino, subadministradora del canal, la situación se mantendrá al menos hasta abril, y la posibilidad de lluvias en mayo determinará la continuidad de las restricciones.
Con el 6 % del comercio marítimo global pasando por el canal, la sequía presenta consecuencias significativas.
El canal, que funciona con agua de lluvia de los lagos de Gatún y Alhajuela, ha experimentado el segundo año más seco en su historia.
Ante esta crisis, se plantean soluciones a largo plazo, como la construcción de una represa en Río Indio.