El 19 de octubre pasado, el presidente Nayib Bukele inauguró la Central Hidroeléctrica 3 de Febrero, marcando un hito significativo como la primera presa construida en El Salvador en décadas. Esta central hidroeléctrica se considera una fuente de alivio económico para los ciudadanos, en medio de un aumento del 9% en las tarifas de energía eléctrica anunciado por la Dirección General de Energía, Hidrocarburos y Minas, con efecto desde el 15 de octubre hasta el 14 de enero de 2024.
La Central Hidroeléctrica 3 de Febrero cuenta con un impresionante embalse que abarca una superficie de 8.7 kilómetros cuadrados y tiene la capacidad de almacenar 205 millones de metros cúbicos de agua. Pero, ¿cómo se transforma este recurso en energía?
El proceso comienza en la represa que retiene el embalse. El agua, que actúa como una especie de batería natural, fluye a través de un conducto hacia una cámara de carga, que se asemeja a una inmensa piscina. Desde allí, el agua fluye con fuerza a través de dos tuberías que alimentan las turbinas. Estas turbinas, al girar sus ejes, generan electricidad, que luego se eleva a través de un transformador para su transmisión a una subestación. Desde allí, la energía se distribuye a más de 2 millones de usuarios, proporcionando una fuente de energía limpia para la población salvadoreña.
Además de la presa en sí, este proyecto incluye componentes adicionales como un túnel de conducción, una cámara de carga, tuberías pesadas, una casa de máquinas, una estación y líneas de transmisión para llevar la energía generada a su destino. Cabe destacar que el proyecto también incluye una carretera pública, lo que permite a los ciudadanos nacionales y extranjeros transitar por medio de sus vehículos.
