Jueves 31 de octubre de 2024
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha destacado a El Salvador como uno de los países con más desafíos en su sistema de pensiones en América Latina. A pesar de las reformas realizadas en los últimos años, el informe del BID resalta la persistente problemática en el sistema previsional salvadoreño.
El estudio, titulado “Repensar la jubilación”, analiza el impacto de la pandemia en los sistemas de pensiones de varios países, incluyendo a El Salvador, Chile, Perú y Argentina. Según Waldo Tapia, del BID, la alta tasa de informalidad laboral en El Salvador, que supera el 60 %, se traduce en una baja cotización en los fondos de pensiones.
El informe revela que la densidad de cotización es muy baja, con solo dos de cada diez meses en los que se realizan contribuciones. Además, resalta que una gran parte de los fondos de pensiones están invertidos en deuda pública, lo que genera preocupaciones sobre la sostenibilidad del sistema.
Durante la pandemia, miles de trabajadores dejaron de cotizar al sistema de pensiones, lo que resultó en una disminución de la cobertura y las contribuciones mensuales. Aunque se implementaron medidas para permitir retiros anticipados de los ahorros, estas acciones afectaron la sostenibilidad del sistema.
El estudio pronostica una disminución en la cobertura pasiva del sistema de pensiones y un aumento en los desembolsos de pensiones en el futuro. Los escenarios extremos predicen un aumento progresivo en las salidas de capital a partir de 2045.
El sistema de pensiones en El Salvador se fundó en 1969 y se reformó en 1996 para adoptar un esquema de capitalización individual. Sin embargo, las metas de ampliar la cobertura y aumentar los beneficios no se han logrado completamente, según el informe del BID.
En resumen, el informe del BID destaca la necesidad de abordar los desafíos estructurales en el sistema de pensiones de El Salvador para garantizar su sostenibilidad a largo plazo.
