En medio año de gestión, el presidente argentino Javier Milei ha logrado equilibrar las cuentas públicas del país, pero a costa de un ajuste inédito y feroz que ha golpeado duramente a la economía real, mientras persisten las dudas sobre la sostenibilidad de su plan de ‘shock’ en un contexto de crecimiento de la pobreza y elevada inflación.
Milei, un economista ‘anarcocapitalista’, asumió la Presidencia argentina el 10 de diciembre pasado con la promesa de recuperar el superávit fiscal mediante drásticos recortes de gastos, una estrategia que rápidamente le permitió alcanzar el equilibrio fiscal en pocas semanas, calificado por él mismo como un ajuste “sin precedentes” a nivel mundial.
Sin embargo, este ajuste ha tenido un impacto significativo en la economía real, con una caída del 5,3 % en la actividad económica en el primer trimestre, especialmente afectando sectores como la construcción y la industria. El consumo también se ha desplomado debido a la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos de los hogares, exacerbando los niveles de pobreza e indigencia.
A pesar de los logros en las cuentas públicas, persisten dudas sobre la sostenibilidad a largo plazo de este plan de ‘shock’. La incertidumbre sobre la recuperación económica se mantiene, ya que se espera que sin reformas más profundas y un mayor diálogo con los actores políticos y económicos, el crecimiento continuará estancado.
El ajuste implementado por Milei ha sido drástico, pero su efecto en la economía real plantea desafíos importantes para el futuro del país, con la necesidad de encontrar un equilibrio entre la estabilidad fiscal y el bienestar social.