Jueves 9 de enero de 2025
La Inteligencia Artificial (IA) ha evolucionado considerablemente desde su concepción, especialmente con el lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022, marcando un hito significativo en su accesibilidad y aplicabilidad. Este chatbot y modelo de lenguaje avanzado no solo ha democratizado el acceso a la IA, sino que también ha desencadenado una revolución tecnológica equiparable en impacto al advenimiento de Internet, según destacados líderes de la industria tecnológica.
Satya Nadella de Microsoft señaló que esta es la primera vez que una tecnología desarrollada en Silicon Valley tiene un impacto tan rápido y tangible en la vida cotidiana de las personas. Por su parte, Sundar Pichai de Google comparó el potencial de la IA con la electricidad o el fuego en términos de su influencia en la humanidad.
El sector empresarial anticipa un cambio radical con la IA generativa. Goldman Sachs proyecta que esta tecnología podría incrementar la productividad laboral anual promedio en un 1,5 % durante la próxima década y elevar el PIB global en un 7 %. McKinsey, por su parte, estima que la IA generativa podría agregar entre $2,6 y $4,4 billones anualmente en 63 casos de uso analizados, con un potencial duplicado si se considerara su integración en software para tareas aún no contempladas.
En el ámbito financiero, la IA generativa ya está transformando procesos como la evaluación del riesgo crediticio, la gestión del cumplimiento normativo, la detección de fraudes y la mejora del servicio al cliente. En la atención médica, facilita la automatización de funciones administrativas, la interpretación de imágenes médicas y el desarrollo de tratamientos personalizados, incluyendo la investigación de nuevos medicamentos.
En la manufactura, la IA agiliza el diseño de productos, mejora el monitoreo de calidad, optimiza la planificación de producción y gestión de inventarios. Además, los gobiernos están explorando su aplicación para manejar grandes volúmenes de datos y mejorar la eficiencia en servicios públicos.
Ante este panorama, la pregunta no es si la IA llegará a las empresas, sino cuándo y cómo integrarla efectivamente. Maximizar el retorno de la inversión en casos de uso de IA requerirá preparación estratégica y adaptación a los cambios tecnológicos que están por venir.