Lunes 23 de diciembre de 2024
Argentina enfrenta el desafío de aprovechar sus abundantes recursos naturales y su capital humano bien educado para atraer inversiones extranjeras. Sin embargo, el país ha luchado durante años debido a la falta de estabilidad política y económica, con un historial de cambios abruptos en las reglas del juego que favorecen al Estado sobre la empresa privada. Ante esta situación, el presidente Javier Milei, un libertario que asumió el cargo el año pasado, ha lanzado una cruzada para cambiar esta dinámica.
Milei ha propuesto una solución mediante el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), que busca atraer capital extranjero a través de incentivos fiscales, aduaneros y cambiarios, ofreciendo garantías a largo plazo, de hasta 30 años. Este régimen ha comenzado a atraer a empresas del sector energético y minero, que son vistas como claves para el crecimiento de Argentina, especialmente después de haber enfrentado seis recesiones en la última década. Hasta ahora, se han presentado seis proyectos que representan alrededor del 15% de la meta de inversión de US$50.000 millones prometida por Milei.
Sin embargo, para que estas inversiones se materialicen en mayor cantidad, los inversores están presionando a Milei para que elimine los controles cambiarios, que actualmente obligan a las empresas a convertir su capital en dólares a un tipo de cambio oficial, más bajo que el que pueden obtener en los mercados financieros. La unificación de los tipos de cambio sería clave para liberar más fondos en pesos y acelerar el flujo de inversiones extranjeras.