AFP | por Moises AVILA
Panamá planea abastecer la demanda interna y convertirse en exportador de cannabis medicinal. Con una nueva ley reglamentada, los pacientes locales celebran esa posibilidad y los empresarios sacan cuentas.
Luris Higuera, de 48 años, padece de artritis reumatoide y hace cuatro años que consigue ilegalmente el aceite de cannabis para su tratamiento trayéndolo escondido en su maleta cada vez que viaja al extranjero.
“Durante tantos años ese medicamento estuvo fuera del alcance de nosotros, estuvo satanizado, restringido, estamos viendo un nuevo auge, y quiero tener la certeza de que todos los panameños vamos a tenerlo”, comentó.
Ese remedio la apartó del bastón y de los dolores intensos. La artritis no tiene cura, pero sí alivio.
“Vivía triste y a veces me decían amarga pero uno no puede estar feliz con dolor. Mi vida sí ha cambiado, la de mi familia ha cambiado, la de mi cuidador ha cambiado, y la de mis amistades. No es solo el paciente sino todo lo que está detrás del paciente”, agregó.
Luris lidera la Fundación Buscando Alternativas, que promueve el acceso seguro al cannabis medicinal. Lleva en su cartera un pequeño frasco con el aceite, cuyas gotitas se aplica bajo la lengua en una pausa del “Latam Cann Biz” que reunió a empresarios foráneos de la industria.
“Que Panamá pueda exportar, ese elemento que le incluyeron de la exportación y la importación es bien valioso en todo el mundo. Aquí hay gente de Canadá, de Alemania, de Holanda, que son mercados que necesitan de la importación”, consideró Noemi Pérez, presidenta del Puerto Rico MedCann Bizz.
Si bien en la región países como Uruguay, Colombia o Puerto Rico ya están avanzados, los emprendedores ven en Panamá un punto estratégico.
Una ley aprobada en 2021 y que fue reglamentada la semana pasada, empieza a abrir el camino para la industria en el país.
“Nuestra intención es impulsar, a mediano y largo plazo, el establecimiento de empresas locales y extranjeras que puedan abastecer el mercado interno, utilizando materia prima producida en Panamá”, dijo el presidente Laurentino Cortizo, al reglamentar la ley.
El artículo 15 de la reglamentación contempla un plan de exportación en un año.
“Panamá tiene todas las oportunidades para convertirse en un hub desde el punto de vista de farmacia cannábica, a nivel Latinoamérica y a nivel global”, comentó Ingrid Schmidt, quien lideró el evento empresarial en Panamá.
Resalta el posicionamiento geográfico, la experiencia en manejo logístico y su moneda, el dólar, como facilitadores de las operaciones.
El argentino Lucas Nosiglia presidente de Avicanna Latam, una firma canadiense de biotecnología, ve a Panamá como estratégico para industrializar y exportar el producto y no para cultivarlo.
“Lo veo más a nivel de industria química, manufactura y logística (… ) el foco tiene que estar en el valor agregado, en el proceso de industrialización, maquila, registro, exportación”, sostuvo Nosiglia, cuya firma tiene cultivos en Colombia.
“Creo que Panamá no tiene las condiciones más óptimas para hacer cultivos a gran escala. Sí va a haber cultivo en Panamá pero van a ser cultivos más de indoor {interior}, más controlados, necesarios”, dijo.
La expectativa de inversión crece con la reciente reglamentación de la ley.
“La regulación ha despertado aún más toda esa curiosidad del sector empresarial de querer ver, no solamente si quiere estar directamente con este negocio, sino saber desde sus negocios cómo se pueden insertar”, detalló Schmidt.
Carlos Ossa, de 38 años, es paciente de esclerosis múltiple y activista del cannabis medicinal, con el que se trata hace cinco años.
En el primer año de reglamentación de la ley “puede que se registren 3.000 pacientes, pero te aseguro que eso va a ir incrementando”, dijo.
“Esto es salud pública (…) Además hay mucha gente interesada en crear empleos, que pongan una economía a andar, una economía que está bastante afectada”, consideró.
Para la doctora Ericka Stahl, médica funcional especializada en cannabis, en “Panamá se va a poder aplicar cada cosa nueva, cada estudio nuevo que salga, por la reglamentación tan robusta que tenemos”.
Precisó que la dosis y la forma en que se administra depende del paciente. No siempre es en aceites, también en lociones o inhalación. Siempre balanceando los compuestos.
“La armonía de todos los compuestos de la planta es lo que nos da el medicamento perfecto para la persona que tengo en frente, dependiendo de su historia clínica y sus necesidades”, comentó.
“Los estereotipos sociales ya no aplican si es que algún día aplicaron. Creo que los protagonistas de esto son médicos, pacientes, economistas, abogados, agricultores, atletas, niños con epilepsia hasta abuelitos con dolor”, agregó Ossa por su parte.